En un resultado que marca un giro trascendental en la escena política de la Ciudad de Buenos Aires, La Libertad Avanza (LLA) logró una victoria contundente en las elecciones legislativas, dejando en evidencia no solo el crecimiento acelerado del espacio libertario, sino también una caída sin precedentes para Propuesta Republicana (PRO), fuerza que durante años supo liderar cómodamente el escenario porteño.
De acuerdo con los datos oficiales difundidos por la Junta Electoral, con el 99,83% de las mesas escrutadas, el candidato libertario Manuel Adorni se consolidó como el gran ganador de la jornada, al cosechar el 30,13% de los votos válidos, lo que equivale a 495.069 sufragios. Este respaldo masivo refleja un notable avance para un movimiento político que, hasta hace poco, era considerado marginal dentro del sistema partidario tradicional.
En segundo lugar se posicionó Leandro Santoro, referente del peronismo agrupado bajo Unión por la Patria (UxP), quien obtuvo un 27,35% de los votos, equivalentes a 449.444 adhesiones. Aunque la elección fue sólida para el dirigente, no logró frenar el crecimiento de los libertarios, quienes continúan expandiendo su influencia en amplios sectores de la población.
A su vez, Silvia Lospennato, representante del PRO, finalizó en tercer lugar con apenas un 15,92% de los votos (261.595), lo que representa una pérdida considerable en comparación con elecciones anteriores y evidencia un retroceso importante para el espacio fundado por Mauricio Macri.
Más relegado aún quedó el exjefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que apenas alcanzó el 8% del electorado, con 132.788 votos. Este bajo desempeño electoral es interpretado por analistas como un signo del desgaste de su figura política, especialmente tras los enfrentamientos internos que fragmentaron su espacio en los últimos años.
Este resultado reconfigura de manera significativa la composición de la Legislatura porteña. A partir de ahora, el peronismo contará con 20 bancas, consolidándose como la primera minoría, mientras que La Libertad Avanza accede a 13 escaños, lo que le otorga un rol clave en la negociación de leyes y en la formación de mayorías. En contraste, el PRO se reduce a 10 bancas, reflejando su caída en términos de representación institucional, tras haber sido la fuerza dominante durante más de una década.
Lejos de ser un resultado aislado, este escenario implica un punto de quiebre para el PRO y confirma el ascenso de los libertarios como un actor central. Su discurso disruptivo, orientado a confrontar al “establishment” político y económico, ha sabido canalizar el descontento social, especialmente entre los jóvenes y los votantes desencantados con las alternativas tradicionales. En este contexto, Manuel Adorni se proyecta como una figura clave de esta nueva etapa, representando un liderazgo emergente que desafía tanto al oficialismo como a la oposición histórica.
Cabe remarcar que este desenlace no sorprendió del todo: diversas encuestas venían anticipando el ascenso sostenido de LLA en la Ciudad, en paralelo con un marcado descenso del PRO, afectado por internas, falta de renovación y un vínculo cada vez más débil con el electorado.
En cuanto al peronismo, aunque no logró imponerse, sus referentes valoraron el desempeño como positivo. En un distrito tradicionalmente adverso, lograron sostenerse como fuerza competitiva y con una bancada robusta que les permitirá influir en la agenda legislativa.
Por otro lado, el panorama para el PRO es incierto. Luego de dominar durante más de diez años la política porteña, la derrota electoral lo deja enfrentando una crisis de liderazgo, con serias dificultades para redefinir su papel dentro del tablero opositor. Los resultados de Lospennato y Rodríguez Larreta reflejan un distanciamiento con la ciudadanía y una pérdida de representatividad que requerirá autocrítica y una estrategia renovada.
En síntesis, las elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires dejaron un escenario profundamente transformado: La Libertad Avanza se consolidó como la nueva fuerza predominante, capitalizando el voto antisistema y ofreciendo una alternativa real de poder; el peronismo resistió y mantuvo su relevancia; mientras que el PRO experimentó una derrota que compromete su rol protagónico en la política local. En este nuevo contexto, los próximos meses serán cruciales para observar cómo se reordenan los liderazgos, qué estrategias adoptan los espacios tradicionales y cómo evolucionan las nuevas alianzas frente a un electorado que ha dejado claro su deseo de cambio.