El jueves 7 de diciembre, periodistas de Telefe dieron a conocer una investigación que reveló una denuncia sobre el robo de al menos 90 recién nacidos, entre 1970 y 2000, en el Hospital Rivadavia, ubicado en el barrio de Recoleta.
De acuerdo con el estudio realizado por el equipo de Telefe Noticias durante dos años, se descubrió la existencia de una red dedicada al tráfico de menores, conformada por empleados del mencionado hospital. Los bebés fueron sustraídos y vendidos.
Bajo el título “Mercado negro de bebés”, el informe denunció que, durante tres décadas, operó una red compuesta por trabajadores del centro de salud, el más antiguo del país, que realizaba negocios “robando y vendiendo recién nacidos”.
Los acontecimientos se produjeron tanto durante como después de la última dictadura militar. El dispositivo creado para el tráfico de menores empleó los mismos métodos para engañar a las víctimas. En la mayoría de los casos, “a las madres les decían que los bebés habían fallecido mientras los compradores esperaban detrás de la puerta”, según relataron los testigos que participaron en la producción periodística.
Uno de los testimonios relató: “Mi hermana tuvo un niño en 1980. Llegó al hospital en contracciones, la acomodaron en un catre, separada de la sala de preparto, y cuando nació, no le permitieron verlo. Con el tiempo, comenzó la investigación y obtuvo la certeza de que le robaron al bebé”, relató Valeria, hermana de una de las víctimas y tía del niño registrado como Pablo Gerónimo Aranovich, a quien se le atribuyó como presunta causa de muerte un “paro cardiorrespiratorio no traumático”.
Otra mujer compartió que dio a luz el 24 de agosto de 1985. “Tuve a mi hijo por parto normal, no me dejaron verlo, se lo llevaron, me dijeron que estaba bien y al día siguiente me dijeron que había fallecido”, contó.
Médicos, parteras y enfermeros utilizaban el mismo truco para evitar entregar los cuerpos tras las presuntas muertes. En todos los casos, les decían a las madres que en el hospital se encargarían de la cremación o el entierro de los pequeños, siempre en el cementerio de Chacarita.
La investigación se inició a partir de un grupo en Facebook llamado “Nacidos y robados en el Hospital Rivadavia y hospitales de CABA (búsquedas)”, donde se repiten las historias de personas que buscan a sus hijos, sobrinos, hermanos e incluso a sus padres. Un ejemplo es el de Alan, un hombre de 41 años a quien “compraron en 1972″ y que, en sus propias investigaciones, identificó a una de las presuntas integrantes de la red: Iris Scarafoni, una endocrinóloga acusada de ser “la entregadora”.
La médica, entrevistada por el equipo televisivo, negó haber participado en este plan sistemático de tráfico de bebés. “De ninguna manera”, afirmó cuando le preguntaron sobre las denuncias que la involucran.
En el mismo sentido desentendido se mostró Alejandro Alfredo Bergalí, el médico que firmaba las actas de defunción. “Es mi firma, pero estuve hasta el 80 (en el Hospital Rivadavia), uno firmaba muchas partidas”, indicó al mostrarle un documento firmado por él, aunque no pudo confirmar que, en ese entonces, verificara que las muertes realmente ocurrieron. “Supongo que sí”, respondió cuando le preguntaron si corroboraba que los bebés hubieran fallecido.
Debido a la ola de denuncias, actualmente hay una causa judicial en manos del juez Daniel Rafecas, a cargo del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N°3 de la Ciudad de Buenos Aires, que se encuentra en etapa inicial y para la cual ya se han solicitado informes al hospital y al cementerio porteño. La causa está caratulada como “sustracción de menores”.