El pasado 18 de julio se cumplieron 31 años del atentado terrorista contra la sede de la AMIA en el barrio de Once, uno de los episodios más dolorosos de la historia reciente de la Argentina. En ese contexto, el Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, participó del acto central de conmemoración para rendir tributo a las 85 víctimas fatales y a las más de 300 personas que resultaron heridas. Durante la ceremonia, el mandatario reafirmó el compromiso permanente de la Ciudad con la búsqueda de verdad y justicia, al tiempo que destacó la importancia de mantener viva la memoria colectiva.
La actividad, organizada en conjunto por la AMIA, la DAIA, familiares de las víctimas y otras instituciones de la comunidad judía, reunió a autoridades nacionales y locales, representantes diplomáticos, líderes religiosos de diversos credos, dirigentes sociales y vecinos que se acercaron a acompañar el homenaje. Bajo el lema “La impunidad sigue; el terrorismo también”, se volvió a recordar el atentado perpetrado el 18 de julio de 1994, a las 9:53 de la mañana, cuando un coche bomba estalló frente al edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina, ubicado en Pasteur 633, provocando un saldo devastador.
Como ocurre cada año, a esa hora exacta, sonaron sirenas en distintos puntos de la ciudad, especialmente en la zona del ataque, como forma de honrar la memoria de las víctimas y renovar el reclamo de justicia. Este acto simbólico busca preservar la conciencia social sobre lo sucedido y reforzar el compromiso colectivo con quienes perdieron la vida de manera injusta.
Durante su discurso, Jorge Macri afirmó con firmeza: “Más allá del horror del atentado, lo que todavía duele es la impunidad. Es una herida que sigue abierta”. También señaló: “Hoy estamos en la sede del Gobierno porteño junto a distintas instituciones judías. Muchos de los presentes no vivieron aquel momento, ya que pertenecen a generaciones posteriores. Sin embargo, tenemos la responsabilidad moral de mantener viva la memoria y seguir exigiendo la liberación inmediata de los secuestrados por Hamás”.
Estas palabras reflejan el espíritu del homenaje, que no solo buscó recordar a las víctimas, sino también inspirar conciencia en las nuevas generaciones, reforzando la necesidad de que hechos tan atroces no se repitan. La transmisión de la memoria es esencial para que el reclamo de justicia no se diluya con el tiempo.
En ese sentido, Macri también hizo hincapié en el rol esencial del Estado en el avance de las investigaciones: “No podemos permitir que el paso del tiempo se convierta en resignación. La justicia debe ser un objetivo permanente. Cada día sin responsables condenados es una afrenta a la memoria de las víctimas y al dolor de sus familias”.
El acto incluyó intervenciones de familiares, sobrevivientes y dirigentes comunitarios, así como la lectura de los nombres de las 85 personas asesinadas en el atentado. Algunos de los presentes se emocionaron profundamente al rememorar a sus seres queridos, mientras otros exigieron con firmeza que el caso no quede atrapado en el olvido o en la indiferencia.
Más allá del homenaje, el evento fue también un espacio para la reflexión colectiva sobre el terrorismo internacional y la situación de la justicia en Argentina. A pesar de los múltiples intentos por esclarecer el atentado, las investigaciones han estado marcadas por fallas, encubrimientos y falta de condenas efectivas hacia los responsables.
En ese marco, Macri insistió en la necesidad de redoblar esfuerzos para combatir toda forma de terrorismo, intolerancia y antisemitismo: “La lucha contra el terrorismo es un desafío global, pero también una tarea que debe asumirse con decisión desde cada país. Como Ciudad, no vamos a abandonar el compromiso de exigir justicia y verdad. Esa es la base de una democracia sana y de una sociedad que valora la vida”.
Cabe recordar que el atentado a la AMIA fue el segundo ataque terrorista en territorio argentino, luego del atentado a la Embajada de Israel en 1992, que dejó 29 muertos y más de 200 heridos. Ambos hechos siguen impunes y han sido denunciados por organismos internacionales de derechos humanos como ejemplos paradigmáticos de impunidad estructural.
Durante la jornada también se destacó el rol central de la educación y la juventud en la transmisión de la memoria. Desde el Ministerio de Educación de la Ciudad, se impulsan distintas iniciativas para que alumnos de escuelas públicas y privadas conozcan a fondo lo ocurrido y participen de acciones conmemorativas, promoviendo valores democráticos, respeto y convivencia.
Al concluir el acto, se colocaron ofrendas florales frente a la placa con los nombres de las víctimas y se encendieron velas en su honor. También se habilitó un espacio interactivo donde se compartieron testimonios en primera persona de sobrevivientes y familiares, brindando a los asistentes la oportunidad de escuchar vivencias reales del atentado.
Jorge Macri cerró su participación asegurando que el compromiso de la Ciudad de Buenos Aires no es meramente simbólico, sino activo y constante: “No se trata solo de mirar hacia atrás, sino de construir presente y futuro con memoria, con justicia y con responsabilidad compartida. Cada vez que reclamamos justicia por la AMIA, estamos defendiendo los pilares fundamentales de nuestra sociedad”.