Nuevo préstamo del Banco Mundial a la Argentina

Se trata de un desembolso de 300 millones de dólares, destinado a la educación primaria y secundaria, y otro de 150 millones de dólares, para promover un acceso más inclusivo a la vivienda.

Los argentinos que ya hemos acumulado canas y que, en cierta medida, nos ocupamos del futuro del país y de nuestra comunidad, sufrimos en su mayoría del “síndrome de la deuda externa”. Hemos sido, en silencio o no tanto, meros espectadores de un círculo vicioso que, desde hace décadas, nos lleva a una crisis que nos obliga a endeudarnos financieramente. Esta situación, a su vez, genera una nueva crisis, que provoca la desnacionalización de nuestra economía y la lenta pérdida de nuestra soberanía.

El sistema está bien engrasado y presenta dos caras claramente opuestas de la misma moneda. Mientras que los “villanos” de la película, es decir, los poderosos de las finanzas, nos asfixian, esos mismos intereses, quizás movidos por un remordimiento calvinista a través del Banco Mundial, nos ofrecen un respiro, guiñando un ojo a nuestra clase política para que puedan zafarse y ellos seguir apropiándose de nuestras riquezas naturales.

Recientemente, el Banco Mundial aprobó dos créditos para nuestro país por un total de 450 millones de dólares. Se trata de dos préstamos, a saber:

– 300 millones de dólares que deben ser destinados a reducir las tasas de deserción escolar en los niveles secundario y superior.

– 150 millones de dólares para apoyar un crecimiento urbano planificado que permita un acceso más inclusivo a la vivienda.

Respecto al préstamo destinado a la educación, este contribuirá a mejorar el programa nacional de becas Progresar, que actualmente alcanza a 1,4 millones de jóvenes de sectores vulnerables, incentivándolos a completar sus estudios.

Este crédito tiene un margen fijo, es reembolsable en 31,5 años y cuenta con un período de gracia de 8 años.

En cuanto al segundo préstamo, que será destinado al desarrollo urbano, los fondos se aplicarán en 40 municipios de todo el país, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de 17,000 hogares.

El objetivo es facilitar el acceso a parcelas de tierra en zonas urbanas seguras y ambientalmente adecuadas. Estos recursos serán gestionados por los gobiernos municipales, y el proyecto no solo contempla la construcción de viviendas, sino también la conexión a servicios básicos como agua potable, redes de cloacas, gas y electricidad, además de promover la integración social mediante la construcción de infraestructura pública y equipamiento comunitario.

Este préstamo es de margen variable, reembolsable en 32 años y tiene un período de gracia de 7 años.

Al observar que este capital puede financiar grandes obras que benefician a los más desposeídos, se puede comprender la magnitud de la deuda contraída por el macrismo ante el FMI y otros organismos bilaterales de crédito.

No se entiende por qué el gobierno nacional no ha recomprado su deuda externa en moneda extranjera, cuando la cotización de nuestros bonos soberanos se redujo al 18% de su valor nominal. Con 180 millones de dólares, Argentina podría haber reducido su deuda externa en 820 millones de dólares, además de los intereses no devengados que se ahorraría.

Lamentablemente, el ministro de Economía, Sergio Massa, en lugar de realizar la compra en silencio, anunció la medida y los bonos subieron más de un 60%, perdiéndose así la oportunidad de reducir parte de la deuda externa con recursos limitados.

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